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jueves, 7 de enero de 2016

El pintor y el compositor


La amistad entre Delacroix y Chopin

Siemiradzki. Concierto de Chopin para la familia Radziwill en Berlín, 1837

Como les conté ya alguna vez, Delacroix nos legó un diario extensísimo que, inmediatamente después de su muerte, se convirtió en bibliografía obligatoria para todos los pintores franceses. Monet recurría siempre a él; Degas le recomendó a Julie Manet su lectura, aunque a la jovencita le resultó un aburrimiento total. Para el gusto literario actual también es aburrido, pero hay que tener en cuenta que es un diario personal, no escrito para ser leído por otros (al menos, así parece que era la intención del autor). Y como ya les comenté, es bastante largo. Vale la pena leerlo, si quieres conocer la idiosincrasia de los artistas románticos.

Un aspecto importante de su vida es su relación con la música.

No es músico él mismo, como ocurre con otros pintores como Klee o Kandinsky, sino un gran entendido y asiduo asistente a salones, teatros y conciertos. En su diario hace críticas a las interpretaciones, analiza las representaciones, el desempeño de los directores… Admira a Mozart por sobre todos los demás; para él Beethoven encarna el espíritu del Romanticismo. Detestaba las malas interpretaciones hasta tal punto que se retiraba de la sala o bien, descargaba toda su furia escribiendo en su diario contra esa mala experiencia.

Delacroix, Chopin, 1838

En 1838, Georges Sand le presenta a Chopin. Éste tenía 28 años y Delacroix, 40. Pese a la diferencia de edad, surge entre ellos una gran amistad y admiración mutua, aunque, al parecer, y según lo que comenta Georges Sand, Chopin no entendía mucho de pintura. Delacroix consideraba que el compositor tenía un “talento encantador” y que era “divino” en sus interpretaciones.









Delacroix, Georges Sand,
1838



Asisten a conciertos juntos, discuten sobre música o visitan el Museo de Luxemburgo. Delacroix comienza ese mismo año un retrato de Chopin y su amiga, pero no lo termina. Cuando Delacroix muere, este cuadro es encontrado en su estudio y alguien lo corta en 2 para poder sacar más rédito económico.








En 1847 la tuberculosis que sufría Chopin se agudiza: será una larga agonía de casi 3 años. Delacroix lo acompaña en su convalecencia y siempre respetando su intimidad. Lo visita a menudo y conversan sobre diversos temas. 


Delacroix, Estudio para el retrato de
G. Sand y Chopin, 1838
Chopin muere en octubre de 1849. Delacroix se entera ese día a la hora del almuerzo: siente muchísimo esa pérdida, como una injusticia cósmica que semejante alma refinada deje este mundo. Incluso muchos años más tarde, Delacroix menciona en su diario a su amigo y recuerda con tristeza sus maravillosas interpretaciones.

Kwiatkowski, Chopin en su lecho de muerte, 1849

En el pasaje que hoy les presento, el pintor relata una de esas visitas, en el que el tema es precisamente el ennui, el spleen inglés, la melancolía o aburrimiento de los románticos.


“Sábado, 14 de abril
La tarde en lo de Chopin; lo encontré muy abatido, sin respirar. Mi presencia, después de algún rato, le hizo bien. Me decía que el aburrimiento era su tormento más cruel. Le pregunté si no había conocido en otro tiempo ese vacío insoportable que yo siento algunas veces. Me ha dicho que siempre busca ocuparse en alguna cosa; por muy poco importante que sea, una ocupación llena los momentos y aparta esos vapores. Otra cosa son los sufrimientos.”
(1849)

Fuentes: Delacroix, E. The Journal of Eugène Delacroix, London, Phaidon Press,1995;
Texto original en francés: Wikisource

Traducción: Cristina del Rosso


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