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jueves, 25 de febrero de 2016

Joaquín Sorolla, Mi familia


A Sorolla lo conocemos por sus increíbles cuadros de mar y playa, por su tremenda obra “Visión de España” pero también era un retratista de primera! Para él han posado no sólo niños jugando en la playa, sino también numerosos personajes ilustres de la época, desde el rey Alfonso XIII y la reina, el presidente Taft de USA, señoras y señores de la alta sociedad, intelectuales, literatos, médicos…

No le gustaba ser retratista, pero con eso se ganaba la vida. En verano pintaba al aire libre y en invierno se recluía en su taller de Madrid para pintar retratos. Era muy rápido en la ejecución: siempre decía que el pintor se cansa; el que posa, lo mismo… y hay que captar esa instantaneidad del momento, que se pierde cuando el representado se cansa de estar en la misma posición.

jueves, 18 de febrero de 2016

Una trampa para tu ojo

Gysbrechts, Reverso de una pintura, 1670

En realidad, si fuéramos muy estrictos, toda la pintura es una ilusión óptica, una trampa para el ojo. Pues, ¿qué es una naturaleza muerta sino una superficie pintada, plana… por más real que nos parezca? 

Harnett, Naturaleza muerta con violín y
partituras, 1888 (Imagen: Wikipedia)

La tarea de los pintores es tratar de engañarte y hacerte creer que eso que ves en el cuadro es real, tridimensional… cuando sólo tiene 2 dimensiones. De acuerdo, pero también es cierto que te lo crees sólo por un rato: artista y espectador comparten un acuerdo tácito en que esto de alguna manera es real. Y seguro que sales diciendo: “¡Pero si parece una foto!”. Es que en nuestro tiempo estamos tan condicionados por las imágenes, que éstas se han apoderado de nuestra percepción de la realidad. 





jueves, 11 de febrero de 2016

El primer violinista de la orquesta


Klee, En el desierto, 1914
Hace poco hablábamos de Delacroix y su pasión por la música, pero él mismo no era músico. En cambio, Paul Klee reunía el talento para la pintura y para el violín por igual. Sus padres eran músicos y, al ver que con 11 años tocaba perfectamente ese instrumento, esperaban que siguiera sus pasos. Pero no, mejor dicho, no del todo: el pequeño Paul también dibujaba increíblemente y cuando tuvo que elegir qué estudiar, prefirió la pintura. Pero no dejó el violín: durante mucho tiempo fue su medio de subsistencia. “Uno se enamora de los violines”, dice, cuando consigue un Testore de 1712. A partir de 1902 será primer violinista de la "Bernische Musikgesellschaft", mientras se perfeccionaba en el grabado. Sus preferencias: Bach, Brahms, Mozart, Haydn…  Y cuando no tiene puesto en la orquesta, trabaja como crítico de música para el "Bloescher Zeitung".

Klee, El artista en la ventana, 1909



Nunca dejó de tocar, como nunca dejó de pintar: ni siquiera cuando tuvo que marchar al frente de la Primera Gran Guerra, ni siquiera cuando la enfermedad lo llevaba a la muerte.






jueves, 4 de febrero de 2016

Un ojo en el techo

Mantegna, Óculo de la Cámara de los esposos, 1471

Suena extraño, pero sí, es así. Hoy hablamos del óculo, (de “oculus”> “ojo”, en latín) que en el lenguaje de la arquitectura denomina a una abertura circular en el techo. (Por extensión, también se llama así a cualquier ventana con esa forma.) 

Pannini, Interior del Panteón, 1691
El origen está en el Panteón de Agripa, en Roma (125 d.C.). Vuelve a aparecer en el Renacimiento, cuando los arquitectos consiguen finalmente construir cúpulas estables. Se extiende su uso en el Barroco y más adelante, a la arquitectura de inspiración neoclasicista.

Éste es un blog sobre pintura, ¿a qué viene todo esto?