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jueves, 28 de abril de 2016

Edward Hopper, Compartimiento C, coche 293

Los cuadros de Hopper son inconfundibles. Nos llegan muy de cerca porque ha interpretado el espíritu de nuestra vida actual.

Es un pintor realista en cuanto a la técnica, pero no se queda en la mera representación de la realidad. Sus cuadros cuentan historias, muestran emociones; nos enfrenta con la soledad del ser humano en nuestras ciudades, con la impronta de la civilización en el paisaje… Se inspira en Manet, Degas, Courbet, pero por el trasfondo de sus obras está más cerca de De Chirico y de Magritte.





No hay que olvidar de que Hopper está trabajando en una época en que el cubismo y más adelante, el expresionismo abstracto (Pollock, Rothko, Johns, etc.) era lo que estaba de moda. En ese contexto, era un bicho raro: se mantuvo fiel a sí mismo. Le costó abrirse camino, pero lo logró.

Les he elegido hoy éste, que tiene que ver con un tema al que recurrió muchas veces: el viaje en tren. Y en el que aparece una dama muy misteriosa.


Fuentes: Levin, G. Edward Hopper: the art and the artist. New York, Whitney Museum, 1980
Levin, G. Edward Hopper: biografia intima. Truccazzano, Johan & Levi Ed., 2009
  Renner, R.G. Edward Hopper 1882-1967. Köln, Benedikt Taschen, 1991 


Si estás usando tablet o smartphone y tienes dificultades para ver la presentación, puedes ver esta entrada como video en Youtube.





2 comentarios :

  1. Gracias por invitarnos a este viaje!!!!!!!!!!!!! Estoy preparada para el próximo!

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