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jueves, 23 de junio de 2016

Alma de coleccionista

(Imagen: C.del Rosso)

El Museo Lázaro Galdiano es otro de los museos de Madrid que hay que ir a ver. Hay que desviarse un poco de la ruta Reina Sofía-Prado-Thyssen y no es pequeño: tienes que ir con tiempo.

Goya, El Aquelarre, 1798




José Lázaro Galdiano (1862-1947) era un hombre cultísimo, con intereses variados, editor, bibliófilo, coleccionista de alma y poseía una gran fortuna que le permitió armar una colección de arte variadísima y coherente a la vez. El Museo está ubicado en el que era su vivienda particular, un palacio de 4 plantas construido en 1908. En 1947 donó su colección al Estado español; el palacio abrió sus puertas al público, acondicionado ya como museo, en 1951.









(Imagen: C.del Rosso)
Los ambientes no están amoblados como lo eran originariamente, como ocurre en el Museo Sorolla o en el del Romanticismo. Se han adaptado las habitaciones como salas para exhibir las obras y en cada una de ellas contamos con información y fotografías de la decoración antigua. Pero esto no se echa de menos, porque no faltan los muebles, sillones y objetos decorativos que acompañan a las esculturas o pinturas. Además, el palacio habla por sí mismo: las puertas, las columnas, molduras y las pinturas del cielorraso de Eugenio Lucas Villamil alcanzan de sobra para darnos una idea de cómo vivían don José y doña Paula.



Es casi imposible contarte todo lo que hay ahí adentro. La colección consta de 12600 piezas, de las cuales sólo se puede mostrar un tercio! (¡Sin contar los 20000 volúmenes de la biblioteca!) Realmente, ¡Lázaro Galdiano tenía alma de coleccionista!

Teniers, El archiduque Leopoldo Guillermo visitando su colección en
Bruselas, 1647
En la planta baja te encuentras con una semblanza del propietario a través de los objetos, desde códices o manuscritos, joyas, relojes, arquetas de marfil o pinturas.  El cuadro de Teniers “El Archiduque Leopoldo Guillermo visitando su colección” es casi como una alegoría de Galdiano!

Zurbarán, San Diego de Alcalá, sg. XVII
Puedes subir por las escaleras, pero  te aconsejo hacerlo por el ascensor: es el original de la casa, funciona perfectamente, y de por sí es un viaje en el tiempo…  La primera planta está dedicada al arte español. 






Velázquez, Cabeza de muchacha, 1620

Lázaro Galdiano admiraba a Goya y en este museo verás varias obras significativas. Compró no sólo cuadros, sino también grabados, dibujos y 5 cartas suyas. También hay Zurbarán, El Greco, una cabeza de muchacha de Velázquez, Ribera, Murillo, Carreño de Miranda, Coello… El retrato del sg. XVIII y XIX está muy bien representado con F.de Madrazo, Paret, Esquivel, Sala, Bécquer, V. López, etc.





Constable, Camino de Bergholt a Flatford, 1812
Si seguimos subiendo, en la 2da planta encontraremos arte europeo. La pintura inglesa está muy bien representada: no hay casi nada en otros museos (ya sabes, cuestiones históricas), Constable, Reynolds, Lely… Verás el “Salvador adolescente”, que durante mucho tiempo se creyó que era un Leonardo, pero que hoy se considera obra de un discípulo, probablemente Boltraffio. Y hay más pinturas de Italia, Francia, Flandes, Alemania… Por citar algunos: el Bosco, Cranach… A mí me fascinan los bodegones de Roepel. Impresionante el gabinete de miniaturas: cientos de cuadritos mínimos de retratos y algunos paisajes.

Roepel, Bodegón con frutas, 1720

En la última planta ya no hay pinturas, ¡pero no puedes dejar de ir a verla! Allí tienes toda la colección de armas, tejidos orientales e italianos, cerámicas, bronces, esmaltes, monedas, medallas… Lo que no está expuesto está guardado en cajones que puedes extraer si te interesa conocer un poco más sobre cada tema.
Desde hace algunos años, el Museo apostó por mezclar obras de autores contemporáneos que dialoguen con las de la colección: verás las interpretaciones de José María Ballester o los “Artilugios bosquianos” de Sjon Brands.







Es un museo para volver una y otra vez. Aunque no es pequeño, ni lo notas: hay sillones de tanto en tanto para descansar, los guardias te hacen sentir como en casa con su gran amabilidad y, por supuesto, ¡quedarse un rato en el jardín es realmente una delicia!
 
(Imagen: C.del Rosso)

En recuerdo de Ángel  Luis González †,
por esas largas conversaciones sobre este museo
 y otros tantos de Madrid.


Fuentes: Web del museo
Fundación Lázaro Galdiano. Guía breve del Museo Lázaro Galdiano. 
Madrid, Fundación Lázaro Galdiano, 2015

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