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jueves, 27 de julio de 2017

Una postal desde el Tirol

El blog sigue andando por ahí. Nos manda una postal desde el Tirol.

Sargent, Arroyo de truchas en el Tirol, 1914


¿Te gusta ir a pescar? Te elegí este paisaje de montaña, con este hermoso arroyo y un pescador.
De la mano de Sargent, el gran pintor americano... Impresionista y no tanto, admirador de Velázquez, amigo (y competidor) de Sorolla, retratista increíble... 

jueves, 20 de julio de 2017

Una postal desde Zarauz

De vacaciones

Sorolla, Bajo el toldo, Zarauz, 1910

El blog se ha ido de vacaciones (yo no, lástima), anda paseando por aquí y allá, por los innumerables paisajes que se han pintado en la Historia de la Pintura.

Esta semana la postal viene desde Zarauz, en el norte de España. Si hay que irse a una playa, ¡no hay como los cuadros de Sorolla!

Verano de 1910: Sorolla ha tenido un año de muchísimo trabajo, preparando la exposición que hará al año siguiente en Nueva York. Tenían casa en San Sebastián, pero el pintor era ya demasiado famoso y no lo dejaban pintar tranquilo. Así que se fueron a veranear a Zarauz y allí pintó unos 25 cuadros. San Sebastián y Zarauz: dos balnearios muy chic del norte, donde se daba cita lo mejorcito de España.

jueves, 13 de julio de 2017

Asignatura pendiente

Inmenso
 
(Imagen: C.del Rosso)

Hacía tiempo que quería conocer el MNAC, el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Lo veía allá arriba en el Montjuic y pensaba: “Tengo que ir”, pero siempre pasaba alguna cosa que me impedía llegar hasta allí.

(Imagen: C.del Rosso


Una de las cosas que me hacía descartarlo y preferir otras galerías o museos eran las opiniones que me llegaban acerca de él. Que es inmenso, que hay pocas obras importantes, que hay poca luz, que cuesta orientarse…  Pero yo quería ver los cuadros de Joaquín Mir, suficiente tentación como para subir hasta allá arriba.







jueves, 6 de julio de 2017

“Lo hice yo”

La firma del pintor

Durero, Búho, 1508 (acuarela)
Cuadro firmado=cuadro terminado. O te lo digo al revés: si el artista considera que está terminado, lo firma. Aunque la realidad no es tan así. 

¿Cuándo está terminado un cuadro? Nunca. Matisse iba a retocar sus cuadros a los museos, para desesperación de los guardias. Leonardo no terminó nunca La Gioconda, sólo la muerte interrumpió su trabajo en ella. Éstos son sólo unos ilustrísimos ejemplos.








Firmar un cuadro implica una cierta certeza de dejar de trabajar en él o de darlo por terminado, aunque sea por un tiempo. Pero, ¿para qué firmarlo? Existen miles y miles de obras sin ella. Muchas son anónimas, de las que no tenemos ni idea de quién las creó; otras, simplemente porque el autor no quiso firmarlas, aunque sepamos quién es. El tema no es nada sencillo.