Tournemine, Elefantes africanos, 1867 |
El blog sigue de vacaciones, ¡qué envidia!
Esta vez apostó por algo más exótico.... ¡Nos envía postal desde África!
No, safari no. Sólo una excursión por tierras lejanas, paisajes distintos, conocer y explorar el mundo, encontrarse con otras gentes y otras historias.
Lo mismo quiso hacer Charles de Tournemine (1812-1872), otro viajero incansable. Recorrió el Asia, el norte de África, Medio Oriente... siguiendo los pasos de Delacroix. Sus cuadros lo llevaron a la fama muy pronto. Participó en los Salones parisinos y sus obras fueron compradas por los museos.
Era la época en que había que ensanchar el conocimiento de nuestro mundo. ¿Cuántos se lanzaron a la aventura con sus lápices, acuarelas y óleos? Las cámaras fotográficas todavía eran muy rudimentarias y complicadas de transportar.
¿Cuánto se puede decir con un naranja furibundo? Por medio de este único color Tournemine nos lleva a un atardecer de un día tremendamente caluroso. Los elefantes, refrescándose en el agua. Los pájaros, haciéndole compañía.
Es quietud y movimiento a la vez. El día languidece de a poco.
Es quietud y movimiento a la vez. El día languidece de a poco.
Este cuadro está en el Museo de Orsay de París.
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